viernes, 31 de diciembre de 2010

kilómetros y kilómetros de Nunatak


Hace unos buenos meses ya... me llegó una invitación a ser parte de una (otra) locura, era uno más entre los candidatos a ser parte de una locura muy extensa de kilómetros y kilómetros de paisajes increíbles…

La propuesta era participar en un grupo para poder clasificar a una de las carreras más duras a nivel global Atacama Crossing 2011 (250km por el desierto de Atacama),  pero para ello debíamos competir en carreras clásicas (los 26k de Aculeo), en carreras duras (52k de Aculeo, el k42 y la Ultra de Licanray-Villarrica 70k), y carreras durísimas (los 80k de la UMA en Chile y los 160k de La Misión en Argentina). Pero además, debíamos ganar al equipo liderado por Cristian García Huidobro, y su estrategia y experiencia en montañas con el k2, el Everest, Nanga Parbat…

…así comienza la historia junto a Daniel y Francisco desde el mundo empresarial, y Felipe y yo desde el lado académico, me uní a NUNATAK, con grandes y desconocidos sueños de lo que significarían cada una de las competencias…

Los 26k los hicimos a parte esa mañana del 10 de Julio, no era parte de Nunatak en su nacimiento, pero cumplí un buen papel en esta clásica y bella vuelta a la laguna de Aculeo, una vez más.
Nunatak 0.0 corría su primera carrera, la carrera que definiría el futuro inmediato del grupo.

Los 52k de Aculeo el 7 Agosto, implicaron ya entrenamiento previo del equipo, y corríamos nuestra primera carrera de todas las que vendrían. Dimos la vuelta a la laguna en una helada mañana de invierno con los primeros 26 km, luego se emprendía el recorrido por la cuesta el cepillo camino a Melipilla,  un largo camino en el cuál tuvimos tiempo de conocernos en competencia, de reírnos bastante, y de disfrutar del paisaje, quedamos segundos por 1 hora de diferencia.

El 28 de Agosto, a tres semanas de la última competencia fuimos por el k42, una de las primeras carreras más esperadas, se llevó a cabo en los Altos del Cantillana.
Partiendo por recorrer un par de kilómetros de asfalto para soltar las piernas, y una serie de senderos que nos llevarían a subir y subir por el cerro, a medida que ascendíamos cerca de los 2000m la temperatura se hacía más baja, hasta llegar a un lugar cubierto de nieve donde las manos dolían del frio… y las zapatillas se mojaban con el agua del deshielo, era la preparación para las carreras que vendrían… mientras subíamos nos encontramos con Paula quien jugaría un papel en la historia del grupo, y con el equipo SOLOFONDO a quienes pasamos y con mucha temple fuimos capaces de conservar el primer lugar mientras bajábamos del cerro… la emoción se hace máxima cuando Paty y los hijos de Felipe están en la carretera a casi 2 km de la meta para darnos fuerzas y animo
 después de la primera gran hazaña, fue nuestra primera carrera ganada y en la que entendimos que la frase “déjenme, a mi ritmo yo puedo” se hizo sentencia, por mi parte, la rodilla hizo de las suyas y exigió descanso por un tiempo.


Septiembre fue un mes de receso, pero hicimos un entrenamiento… con permiso de la familia nos juntamos a las 02:00 para subir el cerro provincia, con 2750m, fue una helada y cansadora noche, en las que empezábamos a habituarnos con las corridas nocturnas, acusamos cumbre, y a las 8:00 ya estábamos abajo, buen entrenamiento!… había que prepararse para la carrera más dura que tendríamos hasta el momento, el 16 de Octubre a las 2:00am mientras la mayoría duerme, partimos a los 80k de la Ultra maratón de los Andes. Esta carrera era dura por la distancia a recorrer, y el alto desnivel que presentaba sobre 4500m de desnivel acumulado positivo. La noche nos incitaba a recorrer la pre cordillera central. Antes de los primeros 20k la solidaridad nos puso a prueba, nos encontramos con una argentina que al caer había dado justo con su rodilla sobre una roca, el equipo reaccionó brindando todo el apoyo necesario y dando aviso a emergencias, muchos corredores pasaron salvo Jorge, otro corredor que también se detuvo y que pasaría a ser parte de los amigos que se descubren en el camino, eso de alguna forma nos unió como grupo para el resto de los 60k y más que faltaban aún... así seguimos juntos los cuatro Nunatakeños y Jorge. Se acabó la noche, amaneció y compartimos dátiles y líquido hidratante en el kilometro 40, Jorge compartió Coca-cola y pan, que a esas hora, tras el intenso esfuerzo eran simplemente (con y sin el aspecto religioso) maná en el desierto. El Sol empezó a hacer de las suyas con una intensa radiación, en el kilometro 50 alcanzamos a SOLOFONDO, y paso a paso nos fuimos con ellos… hasta pasarlos… a esas alturas del partido ya no éramos cuatro y Jorge, sino que hasta el final fuimos nosotros cinco. Debo decir que es una larga carrera, cuando crees que hiciste el mayor esfuerzo y que tal vez no podrías mas… tiene una sorpresa… y para poder llegar a la meta, simplemente hay que seguir… subir… subir… y avanzar… la llegada al kilometro 70 fue un poco dura con mas de 10 horas de competencia, la banda iliotibial me empezó a doler y bastante, lo que no podía el cansancio mental, las rodillas y los gemelos, quería hacerlo la banda, derrotarnos. Nuevamente llegábamos primeros al nivel de la meta, quedando menos de 1 kilometro, entonces ya es posible tomar un poco de aire… decidimos correr… Jorge, Francisco, Felipe, Daniel y yo… los cinco llegando a la meta después de 14 horas… nuevamente paso a paso… y ahí está la meta… pero para cruzarla hay que dar una vuelta alrededor que es una subida y luego bajar por ella para llegar a la meta ufffffffffffffff…. en fin… ese último recorrido es con los amigos y los familiares; Jorge acompañado, Cata, Paty, Camila y los amigos con los que corres siempre… y los hijos de los amigos… esas llegadas que no se olvidan… y ves las fotos y los vuelves a oír… y vuelves a estar llegando…


Ya a pasado casi un mes… en que fuimos por la más dura o durísima de las carreras, en uno de los lugares mas hermosos de la Patagonia Argentina, La Misión en Villa la Angostura, 150k Non Stop, que terminaron siendo 160k con 6500m acumulados positivo, pues hubo que cambiar la ruta.
Es Noviembre… Francisco uno de los nunatak, no puede asistir a La Misión por razones laborales, se pensó en personas muy capacitadas física, y no cuerdas totalmente, necesitábamos encontrar a alguien que supliera este cupo para estar 4 días y tres noches corriendo, pasando frio, hambre, con un esfuerzo mental grandísimo… de los posibles candidatos nadie podía y se acercaba la fecha del viaje… un mail de Felipe da el aviso… Paula corre con nosotros!, a Paula la conocíamos de antes por variados podios, y porque en más de una carrera nos cruzamos en competencia, sin más llegó la integrante indicada.
Es miércoles 1 de diciembre, son las 11:00 Daniel con familia ya ha partido desde la cabaña al lugar de largada, Paula ha decidido ir mentalizando la carrera y ha salido antes de nuestra cabaña… son las 11:15 y llega el taxi a buscarnos con Felipe… está muy nublado, corre viento que se hace sentir por los techos, hace frio y llovizna… la suerte está echada… el taxista nos conversa sobre lo duro de la carrera y nos desea suerte (sabe que la necesitaremos), en villa la Angostura la gente en las calles observa los preparativos de largada, son las 11:30 y Paula, Daniel, Felipe y yo, estamos listos para La Misión.


 A las 12:00 y algo cuando sobrevuela el helicóptero se da la largada, hace bastante frio y llueve, pero nadie corre a cubrirse los niños de las escuelas nos despiden desde las calles, en Villa la Angostura hay un gran evento somos seguidos por el helicóptero mientras empezamos a correr, ha partido La Misión.

La subido al cerro Bayo fue… compleja… mientras estábamos en el bosque los arboles nos cubrieron de la lluvia y del viento, salimos del bosque estamos por alcanzar los 1700m y hay que cubrirse con chaqueta de alta montaña, guantes, cubre pantalón… es el CP0 y el frio como el viento es nuestra primera prueba por superar, el camino por el filo de 1743m al cerro Bayo en 1763m, fue realmente complejo por el viento extremadamente fuerte, los bastones impedían que te lanzara la mayor parte de las veces,

Paula con principio de hipotermia fue rápidamente ayudada a cruzar por Felipe y Daniel de cada lado, activamos los calienta manos de emergencia, así comenzamos la carrera, sin sentir las manos.


Alcanzamos el puesto de control por la tarde llovía de manera intermitente, comimos dátiles nos hidratamos y seguimos, debíamos llegar de día al que sería el temido cerro Newbery, está casi oscureciendo después de casi 30km de competencia, empezamos la subida entre un bosque extremadamente oscuro, a medida que salimos de él, el frio se empieza a hacer intenso, esta totalmente oscuro y comienza a correr viento muy helado, luego el viento golpea, luego es viento blanco y la nieve se congela en las narices, hay -15ºC impide abrir los ojos por que se mete dentro de ellos, y en el equipo nos apoyamos, cubrirse la cara con la mano protege un poco la vista pero se llena de nieve los guantes y se congela la mandíbula nos cuesta hablar, no se ve a mas de un par de metros, y encontramos el PCV, no es posible ver mas allá de las luces de cada compañero, las huellas fueron borradas por la nieve y debemos bajar entre la nieve caemos en arroyos, el frio no está de nuestra parte, a lo lejos, cúmulos de luces acusan sobre perdidos corredores, logramos sortear la tormenta y ya estamos camino entre otro bosque y en la ruta por el PC2, tardaríamos toda la noche en llegar. Caminando en medio de un paisaje blanco en su totalidad, sin huellas, con desniveles que al esatr en ellos mostraban si eran sendero, camino o arroyo, avanzamos en la dirección correcta. Muy cansados llegamos al PC2 son las 06:30 estaba amaneciendo mientras caminábamos por la carretera hasta el puesto de control,


ahí pudimos comer hamburguesa y carbonada, para dormir unas horas, dormimos un poco mas de 2 horas, ya estamos listos para continuar, empezamos el ascenso con un par de corredores argentinos Juan y Sebastián. Por la tarde llegamos a Mallín de las nieblas donde comemos algo caliente, allí habían corredores venezolanos con los cuales ya nos habíamos cruzado un par de veces, debemos llegar al Rio Minero. Al avanzar y cruzar cerca de 30 veces un rio que congelaba los pies, dolían, no se sentían las articulaciones y luego se sentían muy calientes, eran sensaciones programadas, ya sabías lo que venía al cruzar cada vez.


Por la tarde ya caído el Sol, avanzamos por senderos con filos en los cuales no se veía el suelo, entre el cansancio, afluían temores, había que seguir y así continuábamos los cuatro, debíamos llegar al PC3, entre la lucha del hambre y cansancio, una lesión en la rodilla de Paula nos mantiene en tensa calma, seguimos avanzando… en medio del cerro nos encontramos con gente de la organización, quienes nos ofrecen un poco de café, ven la rodilla de Paula, y nos ofrecen un fogón del cual cuesta salir luego de sentarse 1 o 2 minutos… debemos seguir… son las 01:30 y caminando hacia el PC, vemos pasar de vuelta a SOLOFONDO, la suerte parece estar echada, aun debemos llegar donde ellos ya descansaron, pasaron los cuatro por el lado de nosotros y entre la oscuridad no nos reconocieron… llegamos a las 02:00 al PC y llevamos 100 kilómetros, hay -8ºC, marcamos, comemos, y nos apegamos al lado de un fogón que poco hace por nosotros, Paula ya está en un lado cerca del fogón, por otro lado Daniel entre otros corredores, Felipe guarda un lugar de un corredor que se está levantando para partir, mis reacciones son extremadamente lentas entre el cansancio y el frio, Felipe me guarda un lugar y puedo descansar debajo de un mesa, me duelen los pies del frio, no logro ubicar las zapatillas cerca de el fogón para que se sequen, pero si activar el calor de emergencia para los pies al interior del saco y del vivac, vuelvo a sentir los dedos, y siento los pies de nuevo, me duermo.
Dormimos un par de horas, en lo que fue fogón también descansan otros corredores, comemos carbonada caliente, en realidad debería calificar aquello, disfrutamos una carbonada caliente aquella mañana, y listos para continua.


Avanzamos los cuatro y dos hermanos argentinos: Juan y Sebastián. El regreso por la orilla del rio minero, permitía ver las quebradas y los pequeños senderos por los cuales cruzamos, la tormenta a pasdo, el Sol intenso sobre nosotros ahora hace su juego, el equipo ya es parte de cada uno, la mochila llena de artículos (chaqueta, olla, polerón, cocinilla, etc.) los bastones y el casco, cruzamos nuevamente arroyos y el rio minero, pero con Sol, cruzar y quedar mojado hasta los muslos se vuelve medianamente agradable, llego primero a un puesto de control, ya están los amigos argentinos, comienzo a cocinar fideos deshidratados, llega Daniel,  luego de un rato nos preocupamos no aparecían Felipe ni Paula, oímos los llamados de Felipe y estaban muy cerca del PC, estaban del lado nuestro pero entre las plantas, la vegetación imepedía ver a la redonda, comemos… y llegamos a la decisión más difícil como grupo, Paula no puede caminar por el dolor de la rodilla, si bien aún faltan un poco mas de 30 kilómetros para la meta y son cerca de las 15:00, debemos subir nuevamente el cerro Newbery. Entre todos los elementos para la discusión inclusive se postuló que después de todo el esfuerzo y todas las carreras, nos retiráramos los cuatro… Juan y Sebastián aguardan una decisión del grupo, finalmente considerando que estábamos en un PC, y que la gente de rescate podía acudir a ese lugar nos despedimos de Paula, entre las decisiones más complejas de este juego de correr y divertirse, no es simple dejar a un compañero…

Continuamos… los cinco, entre cañaverales que golpeaban la cara, hacina perder el camino, cortados en 45º rompían la ropa herían los pies, había que cruzar nuevamente varios arroyos hasta la rodilla. Entre los cañaverales encontramos a otros corredores quienes se convertirían en los compañeros de ruta un grupo de 6 venezolanos, había que salir de ahí antes que callera la noche. Y caminamos juntos los 6 venezolanos (Ana, la única mujer del grupo y cinco compatriotas), Juan y Sebastián de argentina, y Daniel, Felipe y yo de Chile, la “Unión Bolivariana” estaba formada.


Llegar a la carretera para enfrentar los últimos 6 km de calle no fueron menos duros que toda la carrera misma… ya ha oscurecido y debemos descender y subir por largos senderos, a la carretera logramos emerger cerca de las 02:00 totalmente oscuro y el grupo se dispersa, los venezolanos avanzan y se alejan, Felipe por la urgencia de un baño con ellos, los argentinos sacan fuerza del tremendo orgullo que llevan dentro y también avanzan, con Daniel caminamos a paso de marcha, apoyándonos mutuamente en esta travesía para recordar siempre; como vas?? me duele la rodilla y los pies, y tú?? me duele la rodilla y los pies… avancemos… sigamos… sigamos… sigamos…, llegamos a Villa la Angostura, ya hay alumbrado público, a lo lejos la música que nos espera, los venezolanos han cruzado la meta, nos esperan Felipe, Juan y Sebastián… entonces caminamos de nuevo juntos a menos de 200 metros de la meta, avanzamos aparecen nuevamente la gente que espera para ver cumplir la meta, y cruzamos juntos el arco, Misión Cumplida!! 160k en 62 horas.


Los equipos NUNATAK y SOLOFONDO en La Misión.


El 8 de enero debemos ir por los 70k de Licanray a Villarica… continuara…

                                            http://www.olimpo.cl/sitio/ultra2011.html



En todas las carreras los más cercanos, a ratos han sido los más lejanos… es complicado compatibilizar, todas las locuras con quienes de todas formas han seguido allí, los hijos en el caso de mis amigos, sus señoras o Camila.

Cabe el último pedacito de papel virtual, para agradecer a Jorge Cifuentes, mi coach ahora campeón sudamericano de orientación. A Rodrigo y Renzo por la invitación a the short Misión y haber conocido en sus inicios que era la Misión, aun cuando no pude viajar, por la motivación y los entrenamientos en Aculeo, Oscar, agradecimientos a thenorthfacerunningclub, y finalmente por la organización del ultrarun y el apoyo como equipo y personal del Coach Matías Anguita, y Cristián Sieveking.